domingo, 5 de febrero de 2012

Tenerte

Me mira fijamente, sin parpadear. Sonríe, las manos metidas en los bolsillos. Apenas soy capaz de mantener mi postura inflexible.
Sus ojos, me traspasan, se puede decir que lo está haciendo a propósito.
-Vamos Dann, sé que no puedes estar así eternamente-me dice con voz de crío consentido.
Sin embargo no cambio el gesto. Ahí de pie, balanceándose de un lado a otro, ladea la cabeza.
Da dos pasos al frente, se acerca cada vez más a mí.
Giro la cara con orgullo, aunque quizá lo que menos me apetezca hacer ahora, sea eso.
-¿Puedes dejarme en paz?-le pregunto cada vez más insegura. No deja de acercarse, lentamente, sonriendo.
-Sabes de sobra que no puedo-se saca las manos de los bolsillos.
Apenas 10 centímetros nos separan. Cada vez la distancia es más corta.
Las piernas me tiemblan y ya noto su respiración cerca.
-Pues podrías empezar a poder respetar mis enfados-intento evitar las ganas de abrazarle.
Me coge de las manos, su cuerpo empieza a rozarse con el mío.
-¿Estás enfadada, en serio?-pregunta a la vez que apoya su frente contra la mía.
Asiento con la cabeza, ya no me salen las palabras.
-Pues yo jamás me enfadaría contigo-sonríe- ¿Sabes por qué?
Niego con la cabeza, aunque la respuesta la sé a la perfección.
-Porque te quiero-dice a la vez que separa su frente de la mía y me abraza.
Suspiro, era justo lo que quería oír.



Dann
    


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