Perdí la orientación en el momento en el que noté que algo dentro de mí iba desapareciendo, iba muriendo, lentamente, dejándome sola, completamente sola.

Siento todo el peso del cuerpo en la cabeza, ya ni siquiera tengo fuerza para evitar ladearla.
Poco a poco me desplomo, me dejo caer, me da igual el daño que me pueda hacer. No sería comparable al que me hiciste cuando cortaste mis alas.
Dejo de percibir el mundo, pero no me importa, ya me he rendido, ni yo me lo creo.
¿Cobardía? Tal vez.
Pero no te despistes, no te relajes, mantén la guardia montada, porque en cuanto despierte de este trago de dolor, volveré a luchar.
A luchar por mí, y esta vez, no caeré tan rápido.
Dann
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